11 mayo, 2019
Cratherellus cornucopioides
Buen comestible. Monocolor gris ceniza-pardo, que ennegrece con humedad. Sombrero muy embutido, estrecho, en forma de trompeta. Himenio externo casi liso, sin láminas ni pliegues. Pie puntiagudo, corto, cilíndrico, tubular, hueco, estrecho en la base. Carne gris, elástica, textura cartilaginosa. Inodora, sabor agradable que recuerda a la trufa. Aparece en otoño a la sombra de robles, castaños y otros caducifolios, en ecosistema Mediterráneo, de encinas y alcornoques. Entre acículas de pinares.
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